El banquete está salpicado de actuaciones de patrimonio cultural inmaterial, creando un ritmo de "cinco sabores en los platos, tres rondas de danza", permitiendo a los comensales "disfrutar de una exposición mientras cenan".
Después del espectáculo, se ha establecido una zona especial de experiencias de patrimonio cultural inmaterial, permitiendo que los viajeros pasen de ser "espectadores" a "participantes", formando así un ciclo completo de percepción cultural.
Las doncellas, vestidas con trajes tradicionales y con modales elegantes, ofrecen a los invitados un servicio de comedor lleno de ceremonial.