Las bailarinas, ataviadas con trajes de la dinastía Song, emergen al ritmo de la música. Con sus mangas de agua ondeando, sus movimientos son tan gráciles como los sauces, permitiendo a los invitados experimentar la elegancia de la gran dinastía Song en un festín audiovisual.
Cuando los invitados se sientan, las melodías claras del guzheng y las suaves melodías del pipa se combinan armoniosamente con la deliciosa comida del banquete, como si se viajara mil años atrás.
Recreando los rituales de banquetes cortesanos de hace mil años, desde la vestimenta de los sirvientes hasta la disposición de la vajilla, todo se ha restaurado según los antiguos textos.