Usuario invitado
25 de enero de 2023
La isla es pequeña, pero tiene todas las comodidades que se esperan, y más. Pero lo mejor es su gente: el personal siempre estuvo dispuesto a ayudarnos, salvarnos todas las dudas y pudimos comunicarnos a pesar de que no domino el inglés. El hotel coordina los viajes de ida y vuelta a Malé de acuerdo a los horarios de los vuelos. Se puede optar por lancha rápida (más económica) o hidroavión. Fuimos de luna de miel, y contratamos la ceremonia de renovación de votos. Sin duda, no podían haberlo hecho mejor! Están en todos los detalles, dando más incluso de lo que pedimos. Nos alojamos en un overwater bungalow con all inclusive y realmente fue lo mejor que nos pudo pasar. Teníamos acceso al restaurante sobre el agua, donde ofrecían menú a la carta, siempre diferentes y en todos los casos muy rico y excelente calidad. El desayuno abundante, variado y sabroso! Realmente era un sueño desayunar ahí con los pececitos dando vuelta cerca tuyo... En este restaurant conocimos a Dawa y Zameer: los recordamos cada día, fueron muy, muy amables con nosotros. Hicieron la diferencia y queríamos felicitarlos por su trabajo públicamente! El hotel cuenta también con otro restaurante, buffet y bastante más concurrido. Aquí había más variedad tanto de comidas como de postres. Está muy cerca de la playa y el bar, que para mí era el principal por la cercanía al mar y a la piscina. La infinity pool realmente es un sueño. El atardecer era nuestro momento preferido para disfrutarla, al igual que el bar de playa. La estadía incluía snorkel gratuito una vez al día (salían por la mañana y por la tarde en un barco a hacer snorkel con tortugas). Exigen las "patas de rana" para poder subir al barco, nosotros no lo sabíamos y nos esperaron para salir hasta que las alquilamos. A la orillita de la playa también se puede hacer snorkeling, ya que hay un pequeño arrecife muy lindo. Y sin necesidad de sumergirnos, se pueden ver peces, baby shark y mantarayas. Ya queremos volver!