Usuario invitado
24 de junio de 2023
Experiencia única que comienza con unas vistas espectaculares conforme se va descendiendo por las montañas hasta llegar a la recepción. El trato es magnifico, y todos los empleados te hacen estar como en casa. A tu llegada te asignan un concierge, que en todo momento, está en contacto contigo, y con quien coordinas todo a través de WhatsApp. Estuvo con nosotros Julius, y nos trato fenomenal. El hotel dispone se todo tipo de instalaciones y de actividades. Muy recomendable el micro flight y paragliding, el instructor muy profesional. Sobre los restaurantes, decir que todos son excelentes, muy recomendable el sense on the edge, con unas vistas impresionantes. Hay que decir que la comida es excesivamente cara, sobre todo las bebidas alcohólicas. El desayuno, está muy bien, amplio y con mucha variedad de comida. Sobre las Villas, escogimos una villa con acceso a la playa y la verdad que es un acierto. Es muy amplia con ducha interior y exterior, pero con dos inconvenientes: camas pequeñas y con poca intimidad, están todas las villas pegadas. También hay que comentar que el hotel admite niños, aspecto positivo y negativo, dependiendo de tus preferencias y/o suerte que tengas sobre tu vecino huésped. Lo cierto es que el hotel es muy cómodo, la playa es extensa, y siempre se encuentra prácticamente vacía, lo que hace que vivas una experiencia única con unas vistas perfectas. Recomendable para 3-4 días, más días, quizás puede ser excesivo. Es el lugar perfecto para desconectar y estar a gusto, pero si buscas 100 por 100 de intimidad, quizás no es tu lugar. El SPA y GYM son muy operativos, y tamaño standard, pero de muy buena calidad y variedad de máquinas en el caso del GYM. Muy muy recomendable la actividad del catamarán, que tiene una duración de 5 horas y que incluye una comida en un lugar idílico. También recomendable la excursión por la montaña de munsandam (Sabatyn) que incluye un picnic con muy buenas vistas. Volvemos a Madrid descansados y habiendo estado muy a gusto.