Usuario invitado
31 de enero de 2023
Este albergue, emplazado extramuros, es una buena opción para visitar el casco antiguo, pues dispone de párquing gratuito dentro del mismo recinto y se puede llegar fácilmente a pie a Volterra en unos 20 minutos: la primera mitad del trayecto es en llano a través de una carretera digna de una peli de miedo pues atraviesa lo que un día fue un sanatorio y está rodeado por estatuas antropomorfas a tamaño natural ; la segunda mitad es en subida por un ambiente más relajado. En cualquier caso, cabe decir que la zona es muy tranquila y silenciosa lo que facilita el sueño. Ubicado en un ex convento, como su propio nombre indica, es bonito y respira paz por todos los rincones. El personal de recepción es muy afable y, a la vez, algo torpe y lento; todo excusado por la joven edad. A tener en cuenta que la recepción y los acesos principales se cierran por la noche y, dependiendo de donde estemos alojados, llegar a nuestra habitación puede ser una yincana. La habitación de matrimonio que se nos asignó estaba situada en el edificio anexo al claustro principal, un cuarto más bien chiquitín con cama y almohadas cómodas; baño con ducha y bidé. Todo limpio, pero no impoluto. El desayuno tristísimo a base de bollería industrial y algún cruasán de panadería tampoco excesivamente apetitoso. En definitiva, no nos entusiasmó.