Usuario invitado
31 de enero de 2023
Sorprende este hotel, situado en pleno centro de Vilafranca del Penedés, por su diseño y decoración. Situado en un edificio antiguo, del que conserva la fachada, el interior es absolutamente moderno, con una decoración cuidada y materiales de gran calidad. Predominio de madera oscura y cortinajes rojo oscuro, que en algunos lugares como los pasillos de las plantas hace un efecto un tanto sombrío. El baño tiene una ducha enorme, y piezas muy modernas. Las camas son cómodas. Hay climatización. El sistema de luces es tan sofisticado que resulta complicado entenderlo. La televisión (Loewe, por cierto) está en un lateral de la cama, una posición incómoda. La moqueta de los pasillos necesita renovación. El desayuno se hace en un agradable comedor acristalado. No es bufé, e incluye sólo cafés y zumo (no natural), tostadas y bollería. No tiene parking propio, pero hay un parking público (con cargadores para coches eléctricos) justo delante, y tienen tarifa concertada de 23 euros por día. En resumen, una experiencia de hotel diferente, y una buena base para explorar Vilafranca del Penedés.