Usuario invitado
1 de febrero de 2023
Es un hotel algo viejo pero bien mantenido, con unas vistas muy bonitas a la montaña y bien situado, a 10 minutos andando del centro de Verbier. Lo mejor fue sin duda el personal, casi todos hablan español y fueron muy atentos en todo momento, dándonos recomendaciones sobre qué hacer, dónde comer y dónde salir. Especial reconocimiento a Barbara, que aunque no es su idioma nativo, se esforzó al máximo por atendernos y nos hizo la estancia muy acogedora. No nos gustó tanto la zona de spa, al que se accede atravesando el garaje. El agua de la piscina no estaba climatizada y nos pareció algo fría, por lo que no pudimos bañarnos.