monica l
21 de marzo de 2024
Ayer viví algo realmente especial en el Hotel Valldemossa: uno de los conciertos de pájaros más hermosos que he presenciado. Cantaban al amanecer y al atardecer despidiendo el día. Fue una conexión preciosa con la naturaleza. El hotel, recién inaugurado, es un lugar donde el diseño contemporáneo se mezcla perfectamente con elementos naturales y obras de arte, creando una armonía única. Aunque se le llama Hotel Valldemossa, considero que sería más apropiado llamarlo Casa Valldemossa, ya que te invita a sentirte como en tu propio hogar pues la disposición de sus espacios, salones y terrazas te invita a leer, a charlar o simplemente a contemplar las vistas de la cartuja. Si eres de los que consideras un placer estrenar tus sabanas limpias al ir a dormir, aquí serás feliz con las sábanas de un algodón maravilloso que cruje al acostarte, y también con las toallas tan mullidas como pocas que he probado (me quedé pendiente preguntar dónde conseguirlas). El entorno del hotel te sumerge en una experiencia casi mágica, una especie de síndrome de Stendhal del que es difícil salir. Valldemossa es, sin duda, uno de los pueblos más bonitos del mundo. Y como si eso no fuera suficiente, tuve la inmensa suerte de coincidir con el dueño, un apasionado de su trabajo y de brindar experiencias auténticas a sus huéspedes. Esta experiencia es imperdible para quienes valoran la belleza y buscan vivir momentos inolvidables.