Usuario invitado
1 de abril de 2024
Excelente alojamiento en habitación amplia y luminosa con baño privado y una amabilidad exquisita tanto hacia los niños como hacia nuestro perro. Gracias a Manuela por su rápida simpatía, con su comunicación en inglés nos hizo reír mucho, a Carol por su incómoda timidez y a Giuliano por la organización y disponibilidad. Nos sentimos agradecidos porque, aunque llegamos tarde por la noche después de un viaje alucinante el Jueves Santo, pudimos cenar en el refectorio. Preferimos tomar sólo desayuno, que es como hecho en casa con croissants, zumo, yogur, tostadas con mermelada y Nutella, té, leche, capuchino y café. No esperes mucha variedad, la sencillez es la consigna. Sólo aprovechamos la cena de la primera noche porque mis hijos comen como pájaros mientras que la cena del peregrino es demasiado abundante y no satisface sus gustos.
Texto originalTraducción facilitada por Google