IsabelEnSa
20 de mayo de 2024
El hotel es un 10 en todos los sentidos. Íbamos con las expectativas muy altas, pero ¡fueron superadas con creces! Todo está cuidado hasta el más mínimo detalle, desde la decoración y los entornos naturales hasta la comodidad (¡las camas de las habitaciones te atrapan!), lo que convierte la estancia en una experiencia única. Los servicios y actividades disponibles son excepcionales, con un montón de opciones que permiten personalizar al máximo la estancia (desde relajación a ocio). Nosotros disfrutamos de la experiencia de quads y buggies por el desierto; la actividad 'Sunset by Design' donde disfrutamos de unas copas de vino mientras veíamos el sol caer (aunque por la época del año que es, la arena en suspensión no nos dejó disfrutar los colores rojos y naranjas del atardecer); el 'Camel Ride' por el desierto; y una sesión de masaje en el spa del hotel (¡un lujo!); todas ellas 100% recomendables. El personal del hotel merece una mención especial. Ahmed, que nos atendió en el restaurante Mekong, nos dio una atención exquisita (con recomendaciones tanto en la comida como en la bebida - ¡gracias, Ahmed!). Durante los desayunos, Amina, Taha y Mourad estuvieron siempre muy atentos. Ahmed de la recepción estaba disponible en todo momento para nosotros; y los compañeros del turno de noche en la recepción nos ayudaron mucho a planificar nuestras experiencias para disfrutar al máximo de la estancia (¡gracias por vuestra paciencia!). Como única pega y punto a mejorar (por decir algo...): quizás echamos de menos una mayor variedad en las comidas del buffet (tanto en el desayuno, como en las comidas y cenas de Sarab). Este hotel no es solo un lugar donde alojarse, sino un destino en sí mismo. Recomendamos encarecidamente este enclave para vivir una experiencia en pleno corazón del desierto.