Usuario invitado
16 de mayo de 2024
La ubicación del hotel es perfecta: se puede llegar directamente desde el Aeropuerto de Narita y se puede ir andando a muchas atracciones y líneas de metro. La habitación era pequeña, pero estaba limpia y bien equipada. Sin embargo, solo hay servicio de limpieza cada tres días (los demás días hay que sacar la basura de la puerta). Aun así, siguen ofreciendo toallas limpias a diario. La azotea tiene unas vistas increíbles. Los desayunos ligeros también estaban bastante bien. El personal era multilingüe (chino, inglés, etc.) y amable.
Por desgracia, el peluche favorito de mi hija, que es blanco (como las sábanas) y siempre lo dejamos junto a la almohada (nunca lo sacamos), ya no estaba cuando volvimos después de la limpieza al tercer día. Fuimos a recepción enseguida al darnos cuenta (sobre las 21:00), y la recepcionista, aunque muy amable, entró en la trastienda en menos de un minuto y salió para decirnos que no lo tenían. Le rogué que también revisara la lavandería porque mi hija estaba llorando desconsoladamente sin él, y estábamos seguros de que estaba junto a la cama antes de salir. A través de las cortinas, vi a alguien que presumiblemente era su supervisor con cara de irritación. Volvió a hablar con él y finalmente dijo que preguntarían al personal de limpieza por la mañana. A la mañana siguiente volví a preguntar (a la misma persona) y no dejaba de pedir disculpas por no tenerla. Le rogué que la revisara más tarde, ya que quizá estaba envuelta en las sábanas y no llegaría hasta un rato después. Dijo que sí, pero no parecía que estuviera escribiendo nada (y supuse que tendría que hacerlo, ya que su turno terminaría pronto). Así que tuve que preguntarle si necesitaba más información para pasarle la solicitud a otra compañera. Entonces me dio un papel y me pidió que anotara información sobre la muñeca y sus datos de contacto. En los dos días siguientes, sus otras compañeras fueron mucho más proactivas al informarnos cuando les preguntamos, así que estoy segura de que pasó la nota al equipo. Simplemente sentí que tenía que seguir insistiendo y que, de lo contrario, ella y su supervisora se habían mostrado bastante pasivas. Por desgracia, antes de irnos seguía sin encontrarla. El gerente amablemente prometió antes de irnos que si lo encontraban nos lo enviarían por correo.
Texto originalTraducción facilitada por Google