Usuario invitado
31 de enero de 2023
Parece mentira que un sitio tan bonito, con unas vistas espectaculares, con un local limpio y bien decorado, esté en esas manos. Penoso. Teníamos reserva, y pesar de llegar antes, nos tomaron la comanda 1/2 más tarde. Casi una hora esperando, sin más que una triste bandeja de pan. Al menos, si son tan lentos, podían ponerte un aperitivo. Luego, los platos. Tarde y mal. Mi esposa pidió una foccacia que estaba más dura que la cara de los responsables del sitio. Incomestible. Yo pedí una parrilada de verduras a la brasa que daba pena: boniato, calabaza, un triste pimiento y dos rajas de berenjena quemadas, y, eso sí, tres o cuatro rajas de zanahoria. Al menos podían poner alguna alcachofa, calabaciín, tomate... Como hacen en otros sitios !! Luego vino el segundo, que pensábamos que no podía ser peor. Craso error. Mi esposa pidió un meloso de ternera con salsa de setas y tenía mal sabor. Como pasado o rancio. Yo pedí una entrama con ximixurri que si llego a ser argentino, se arma una guerra mundial. Asqueroso. La carne con sabor a "bicho". Por suerte, los postres eran industriales, y aunque sencillos, se podían comer. No hay excusa de si había gente o no. No puede ser que un sábado santo, siendo el segundo día de 4 seguidos de fiestas, naufraguen de esa manera. Lo único positivo, es que el menú son 22 €, pero me han parecido más caros que 80 € en cualquiera de los restaurantes de la zona, que los hay y muy buenos. La rabia que tenemos es que el sitio es muy bello, y no se merece un servicio de restaurante así. Nosotros no pensamos volver mientras la cosa siga en manos de ese personal. Penoso.