Usuario invitado
18 de octubre de 2022
El hotel está totalmente descuidado. Al entrar hay dos letreros de “en venta”. Las fotografías que se muestran en la página web corresponden a su inauguración. Ahora las instalaciones están abandonadas, la pintura desconchada, las hamacas necesitan un cambio. Los muebles de la habitación necesitan renovación. Están repintados. La tapicería del sofá estaba muy sucia. No había puerta entre el baño y la habitación, únicamente una cortina puesta de cualquier manera. El suelo de la ducha estaba desconchado. Es una lástima, ya que el concepto del hotel, con diferentes edificios rodeados de vegetación, es genial y su situación y playa mucho mejores que las del Tamala. La playa está limpia y cuidada. El restaurante está a pie de playa y la cocina es buena, aunque los precios son muy caros. El desayuno no es muy variado, pero hay incluso opción vegana. El personal es amable y servicial, y ponen todo su empeño en solucionar las incidencias que aparecen. Al llegar no funcionaba el aire acondicionado, ni el wifi ni la TV. El AA lo repararon con bastante celeridad. Así como también el agua corriente el día que nos quedamos sin ella en la habitación. En media hora estaba solucionado. El día de salida el personal nos facilitó habitación de cortesía para poder tomar una ducha antes de irnos. En definitiva, el precio de las habitaciones es caro. El restaurante carísimo. Sería aceptable la situación de falta de mantenimiento en el que se encuentra el hotel si los precios fueran bastante inferiores. Aunque posiblemente en sus inicios sí, ahora no llega ni a la categoría de 4 estrellas y se anuncia como 5 estrellas. La decepción es inevitable si se hace la elección viendo las fotografías que se publican en su web. Si estás valorando este hotel, echa un vistazo al Kunta Kinte Resort, a pie de playa también. Tiene los mismos servicios a un precio mucho más asequible y está regentado por una familia local. Estuve allí el año pasado, pero este año, al viajar acompañada, busqué un hotel superior.