Usuario invitado
31 de enero de 2023
Todo es exquisito en este hotel: - ubicación excelente, muy próxima a los núcleos principales del Algarve en coche, pero lo suficientemente retirada como para disfrutar de la tranquilidad y el silencio. - habitaciones amplias y cómodas, bien equipadas y funcionales (me sorprendió que dentro de ellas y en plena ola de calor no tuviéramos que poner el aire) - entorno natural, lleno de especies muy cuidadas. Cuenta con algunos animales a los que se pueden alimentar, toda una experiencia para los niños, varias zonas de dispersión, columpios, miradores, jardines. - piscina, muy agradable y limpia, con zonas de sol y sombra, baño y bar. A los niños les encantó el jacuzzi y la piscina pequeña. A mí los gintonics en la hamaca, vigilándolos de un vistazo. - el restaurante, la comida y la bodega son otro nivel, no tiene una carta excesivamente extensa, pero autóctona y muy saludable. La cataplana de polvo es imprescindible. En líneas generales detesto la comida de hotel, pero hasta los platos para los más pequeño son apetecibles, la guarnición suele ser verdura cocida y arroz. - el personal es eficiente, resolutivo pero, sobre todo, encantador. No es fácil dar servicio a una familia con hijos pequeños y no perder los nervios. Pedro, Miguel y el resto de personal nos han tratado con cariño y familiaridad. Les estamos muy agradecidos. Si me quedo con algo, es con todos los miembros del equipo.