Usuario invitado
20 de noviembre de 2023
En primer lugar, para alojarse allí es imprescindible disponer de un coche de alquiler, ya que el lugar está situado en medio de las hermosas carreteras de la Toscana y se puede llegar subiendo una colina con muchas curvas. De hecho, el pequeño hotel se encuentra en una colina, a seis minutos en coche de la hermosa San Gimignano. Para llegar a San Gimignano hay 3,7 km. Hay aparcamiento de pago fuera de las murallas de la ciudad. Desde allí, subes unas empinadas escaleras y estás en el centro histórico. La vista panorámica desde el hotel, con los valles toscanos al fondo, es realmente hermosa. Es un hotel muy pequeño, de pocas habitaciones, adaptado de una casa que originalmente debió ser residencial. El establecimiento está gestionado personalmente por su propietario, el señor Manfredi. No vi ningún empleado allí. Durante mi estadía (una noche), el Sr. Manfredi hizo todo: check-in, check-out, asistió a la recepción y sirvió el desayuno. Debido al reducido personal, la cena y el almuerzo deberán realizarse en San Gimignano. De hecho, si llegas tarde es imprescindible avisar con antelación porque por la noche no hay nadie en recepción. Cada huésped recibe dos llaves convencionales para viajar de noche: la de su habitación y la de la entrada. El desayuno se sirve al aire libre en los días soleados, en un entorno precioso, pero debido al escaso personal, es una comida algo sencilla. El propio dueño sirve fruta, café con leche, pan, aceite de oliva, una barra de mantequilla, queso fundido estilo Polenguinho y un huevo cocido frío. Confieso que esperaba más, porque en estos entornos rurales solemos esperar comida fresca y variada. Mi habitación era rústica pero ordenada. Tenía aire acondicionado split, una cama doble cómoda, un baño pequeño pero nuevo, todo estaba muy limpio y organizado. Debes tener cuidado de no hacer ruido al llegar para no despertar a otros huéspedes de la casa. También hay habitaciones en el primer piso, al que se puede acceder a través de una escalera ubicada en el exterior de la propiedad. La recepción está dentro de la casa. Todo es muy rústico, sencillo, pero limpio, nuevo y decorado con mimo con objetos diferentes e interesantes que le dan al ambiente un aire Instagrammable. De hecho, es difícil no querer hacer fotos del lugar y publicarlas, así que no dudo que tenga buena reseña en Tripadvisor. Finalmente, hay una consideración personal. El lugar es sencillo y acogedor, pero no me sentí tan cómodo. El caso es que el señor Manfredi, el dueño, es una persona educada, pero le gustan mucho las reglas. Comprenda, no tuve ningún problema durante mi estadía, pero cuando el anfitrión no se relaja, es posible que el huésped tampoco se relaje. A su llegada, recibirá una serie de instrucciones metódicas sobre cómo actuar al llegar al hotel por la noche, como no olvidarse de abrir la puerta de entrada, etc. (Entiendo, ya que no hay nadie en recepción); pero en el desayuno uno se pregunta,
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