Usuario invitado
10 de julio de 2022
Cuando uno se desvía hacia San Gerardo de Dota, empieza la aventura. Nunca habíamos estado tan cerca de las montañas, se ven inmensas, imponentes, super cerca, es increíble. Del hotel solo puedo decir cosas buenas. Los bungalows son super acogedores, con vistas impresionantes, uno está dentro de la montaña. Las camas super cómodas, los edredones calientitos. Los baños grandes, también con vistas preciosa, la ducha con agüita bien caliente y buena presión. Nos encantó recorrer los senderos hacia el restaurante, uno camina entre el bosque y puede ver ardillas y pajaritos. De noche están bien iluminados. Estábamos en la 6 y nos tomaba como 10 minutos llegar al área de recepción/restaurante. El desayuno de cortesía super rico y abundante, hay como 5 opciones. Y en general todo lo que probamos en el restaurante estaba delicioso, se nota que está hecho con amor. Prueben el cheesecake de frutos rojos, es el mejor que hemos probado. Además quedamos super agradecidos con la atención, la amabilidad y la calidez del personal. Definitivamente es un lugar para regresar