Usuario invitado
15 de octubre de 2024
La entrada a este chateau ya impresiona por su magnífico y cuidado jardín. El edificio también destaca por su elegancia y perfecto estado de conservación. La habitación que nos asignaron era grande con terraza, con una decoración de época, una impecable moqueta blanca y sábanas en lugar de nórdico lo cual para mi es de agradecer. Si el tiempo hubiera acompañado, habríamos podido disfrutar paseando por sus alrededores y de una bonita piscina. Todo muy correcto, excepto algo muy importante en un hotel como es el trato, ya que bajo una apariencia de cortesía resultó arrogante y estirado, sin ningún tipo de explicaciones sobre los servicios del hotel, horarios,…. Este trato motivó que finalmente decidiéramos realizar el desayuno y comidas fuera del hotel. Nos sentimos un poco extraños en un palacio, y es una lástima porque el hotel es excepcional. Recomendable una cena en la población de Langeais y disfrutar con la vista de su fantástico castillo.