Usuario invitado
30 de julio de 2024
Esta es nuestra tercera vez en el hotel. La última fue hace dos años, pero sigue siendo de 10. Volví a alojarme con mi marido y nuestro hijo en la tercera planta, en la habitación L'Arthá, y era tal y como la recordaba: amplia, luminosa, tranquila y sobre todo con unas maravillosas vistas frontales a la playa. En esta ocasión viajamos también con mi madre, que se alojó en la segunda planta, en una habitación estupenda con balcón e igualmente con unas vistas frontales a la plsya impresionantes. Totalmente recomendable para personas mayores, porque sales del hotel y estás en la misma playa, que tiene rampa de acceso además de escaleras. Es una playa muy recogida, familiar y tranquila para el baño y por la mañanas se pueden ver tanto a niños y jóvenes dando clases de surf, gente ejercitándose con monitores o grupos de personas mayores caminando y haciendo ejercicio en el agua. A destacar el trato recibido por Medhi, que nos gestionó la reserva, nos acompañó a la habitación y se ocupó de llevar nuestro vehículo al garaje del hotel la primera noche y después a otro con el que tienen un acuerdo, sin que para nosotros supusiera la más mínima molestia, pues el día que nos marchamos teníamos el coche a la puerta. El resto del equipo de recepción fueron también amabilísimos y eficientes, así como el personal de limpieza y el del restaurante. El desayuno es tipo buffet, rico y variado y reponen enseguida. También se puede tomar tipo continental en la habitación. En mi opinión, junto con las vistas, su otro punto fuerte es que es un hotel boutique pequeño y coqueto y con una atención al cliente impecable, que hace que disfrutes al máximo la estancia. Nos fuimos ayer y ya estamos deseando volver. Gracias!!