gianna5905
5 de mayo de 2022
Considero que la revisión es una herramienta válida no sólo para ayudar a los viajeros en la elección de alojamiento, sino también para comunicarse con las instalaciones de acogida, convencido de que una discusión civilizada sobre las deficiencias encontradas puede convertirse en una reflexión para el profesional de la hostelería. Reservé una habitación doble en esta propiedad para un par de familiares. En primer lugar, la honestidad intelectual me obliga a señalar que las habitaciones son muy bonitas y limpias, exactamente como aparecen en las fotos. Sin embargo, debo, con gran pesar, informar de una experiencia de estancia desagradable. Los invitados quisieron utilizar el servicio de desayuno sólo el primer día, ya que no era muy popular. Inmediatamente se aseguraron de comunicar la decisión a la señora que lo estaba atendiendo para no causarle ningún inconveniente en los días siguientes. La señora los "reprendió" duramente por esta elección, comentando los motivos que, por cortesía, no le fueron explicados dada la irrelevancia de una opinión personal sobre el servicio de desayuno. En otra ocasión, la señora encargada de la limpieza, al verlos regresar a la habitación a las doce y media con la intención de darse una ducha rápida, les informó que el horario no era el adecuado ya que aún tenía que limpiar y poco después volvería. Tenía que irme, así que no podía esperar. Independientemente del tono utilizado, los huéspedes habrían entendido la queja si hubiera habido una comunicación previa (oral o escrita) sobre el tiempo de limpieza de las habitaciones. No había ninguna indicación de la hora y, aunque se hubiera perdido culpablemente, una comunicación cortés sin duda habría sido decisiva. Además, esta actitud de la señora les impidió pedir, en los días siguientes, la recarga de los viales monodosis acabados en la ducha (recarga que, además, debería representar un automatismo en el servicio de limpieza y no una petición concreta). ). El trato cortés es un elemento indispensable en el sector de la hostelería, especialmente cuando se trata de estructuras pequeñas con pocas habitaciones que cuidar. Además de lo comentado, se produjo otro "malentendido" a la hora de pagar la estancia. Había reservado personalmente la estancia utilizando el número del establecimiento y sin pasar por los sitios intermediarios, con la seguridad de que el importe comunicado por teléfono sería el importe final a pagar el último día (es decir, gastos incluidos). En relación al desayuno, sin embargo, me especificaron que costaba "8 euros aparte", por lo que es razonable deducir que se ofrecía como un posible servicio, que el cliente podía utilizar o no. Los huéspedes únicamente lo utilizaron el primer día de su estancia, comunicando expresamente su no utilización en los días siguientes. El día del saldo descubrimos que el importe acordado por teléfono no incluía la tasa turística del Ayuntamiento de Roma y era
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