Usuario invitado
3 de junio de 2023
Hotel situado en una calle muy poco frecuentada, aunque la ubicación es estratégica para llegar al centro estando cerca de varias paradas de metro. Recepción anónima, inmediatamente después de registrarme y entregar los documentos me pidieron que pagara la tasa turística inmediatamente, lo que normalmente se hace al final de la estancia. La habitación estaba decorada en un estilo ligeramente anticuado, además de cortinas de terciopelo y mantas ignífugas de mezcla acrílica, lo que le daba una sensación de humedad. El baño en su conjunto estaba limpio, pero había dos puntos delicados: la falta de bidé y las juntas de la cabina de ducha indecorosas debido al desgaste. El desayuno se sirve de 7:30 a 10, pero si te presentas a las 7:30 la sala sigue cerrada puntualmente. No hay buffet visible, pero te atiende una señora, sin uniforme, que pasa junto a ti con diferentes bandejas con las distintas opciones de desayuno, lo cual es bastante desconcertante ya que por la mañana yo era el único que preparaba el desayuno y Habría sido más práctico preguntarme qué quería comer. El café es inclasificable. Después de probarlo los primeros días, comencé a prepararlo en mi habitación antes de bajar, usando la tetera y los sobres de Nescafé. En general no lo recomiendo. Por el mismo precio puedes encontrar mucho mejor en Roma.
Texto originalTraducción facilitada por Google