Usuario invitado
1 de agosto de 2022
Si revisan las opiniones de este establecimiento, veran que es casi imposible no ver mencionados a Mario y Blanca, los dueños, porque ellos son el alma de este lugar. El hotel, pequeño en si mismo, pero enorme en calidad humana de estas dos personas, es un autentico placer hostelero. De un pequeño edificio , casi derruido, con una historia que te contarán si lo deseas, a base de trabajo y cariño, los dueños han creado un lugar silencioso, encantador, lleno de pequeños rincones alrededor de un patio acristalado.Las habitaciones amplias, con camas enormes y comodisimas, baño abierto a la estancia pero con el Wc a parte cerrado. El desayuno se da en la zona común, en el mismo patio o en la sala interior, preparado por ellos mismos, todo fresco a gusto del propio cliente.No hay horario, tu mismo dices a que hora. Si tienes dudas sobre la ciudad..necesitas un guía..un conductor..una reserva..ellos mismos te facilitaran lo que desees. La atención comienza desde la misma reserva, doy fe de que cruce unos cuantos mails con Mario, a los que atendió en brevísimo espacio de tiempo. Nos pusieron en contacto con Pablo, que fue nuestro conductor desde que llegamos al aeropuerto, una persona tranquila, fantástica como conductor y como persona. El hotel esta situado en el centro histórico, y por ello, es decir, gracias a ello, pudimos tener una impresión mucho mas realista de la vida ecuatoriana.Cuando uno no quiere quedarse en la superficialidad de alojarse en un hotel standard alejado de todo, estos lugares son los indicados. Si vas a ir a Quito, no dudes en valorar tu estancia en Casa El Eden, no te arrepentirás.Hazlo. Gracias Mario.Gracias Blanca, y a todo el equipo del hotel. Gracias Pablo. Nos llevamos lo mejor de Ecuador.Su gente.