Sol Lanzarote All Inclusive

A pesar de que el hotel no es una maravilla hemos estado bastante a gusto. El personal, en su mayoria, es muy agradable. La comida variada y con gran cantidad de fruta. Lo peor, la piscina, sin control alguno, con clientes haciendo lo que les da la gana sin que nadie les diga nada. Muy bien ubicado. Después de 7 años veraneado en el Sol don Pablo de Torremolinos, decidimos cambiar de destino y creo que este está un punto por debajo en muchos aspectos.

Nada más llegar al hacer el checking un horror. Un señor joven y rapado con gafas y acento extranjero, ni nos miro al hacernos el cheking. Fue algo surrealista, al irnos le tuve que decir que me explicara los horarios y demás… Jamás nadie me ha tratado así en una recepción. El hotel atestado de gente( extranjeros) y muy impersonal todo, destinado a ellos exclusivamente. El comedor había que esperar a veces para comer de gente que había. Las instalaciones muy adaptadas a los turistas extranjeros con sol y playa y todo llenísimo de gente, lo cual nos dio igual ya que apenas estuvimos en el hotel para nada solo para comer. La comida rica, pero hubo unos días ( sería por la huelga) escasa y gente sin uniformar así como el director sirviendo mesas. Las instalaciones muy deterioradas y antiguas, muy de sol y playa pero no me espesa eso de Meliá. Hemos estado en otro todo incluso como el de Menorca y nada que ver. Las bebidas sin marca, por ejemplo el campari una marca súper rara y sin acceso a elegir las marcas aunque sean de pago. En Menorca el sol Falco por ejemplo nada que ver. Deja a la cadena este tipo de detalles y hoteles por los duros. Pedimos vino a la carta y tuvimos que esperar casi una hora porque nadie del personal allí sabía apuntarnos a nuestra habitación, y nosotros sin dinero encima. Al cabo de casi una hora una persona nos lo hizo después de mil gestiones. Pedimos una cuna porque no la pusieron ( habiéndolo especificado en la reserva ) y nos la dejaron en el pasillo y la vimos cuando llegamos de noche. Al irnos quisimos dejar la habitación más tarde porque nos cambiaron el vuelo de hora y al ir con un bebé para poder cambiarlo y eso y nada, que se necesitaba esa habitación. El cuarto de maletas que nos ofrecen no tiene llave, está abierto y puede acceder cualquier persona. Surrealista. Lo que más nos sorprendió es que tuvimos durante dos días una huelga general. Pitadas y la gente gritando al menos en las horas de las comidas que fue cuando estábamos. Los camareros se salían y luego entraban a trabajar. Es algo que puede pasar y no ha sido lo más malo que nos ha pasado. Pero los gritos y tu entrando en el hotel pues tampoco es muy agradable. Lo que nos quedamos sobre todo es con la mala atención en la recepción, la impersonalidad, y no me esperaba eso de Meliá siendo una cadena que dedica tanto a la atención y a la fidelizacion del cliente. Es la primera vez que me ocurre algo así. Habitaciones antiguas, hormigas… y muy dejado todo en general. Una pena para el paraíso de isla de ir es. No volverí

HASTA PRONTO : es la tercera vez que venimos y nos parece un hotel muy bonito y una cosa importante es que la playa la tienes a dos pasos, una cosa que no nos gusto es que hubieran flotadores en las piscinas laterales, el servicio como siempre estupendo, preferentemente la LINDA a la que le doy mis graciqas por la atencion- Los animadores excelentes, los swhos de la noche muy bien, empezando por SAMANTA y ERNESTO, la comida variada-

Tuvimos una experiencia fantástica desde el minuto uno. La recepción nos dió una bienvenida súper cálida y el equipo de F&B es fantástico. Especial atención a Aurelia, Alberto ( Bar Piscina) , Sinelsy y Nidio que nos mimaron muchísimo. También expresar nuestro agradecimiento a la Dirección del Hotel,que gestionó nuestros deseos en todo momento. Sin duda volveremos y lo recomendamos 100%

Recientemente tuve la oportunidad de alojarme en el Hotel SOL LANZAROTE y no puedo dejar de recomendarlo. Desde el momento en que llegamos, el personal nos recibió con una sonrisa y nos hizo sentir como en casa. La atención al cliente es, sin duda, uno de los puntos más destacados de este lugar. Como se nota que eso es debido al buen director que tiene este hotel.

Es la cuarta vez que venimos con los niños. La primera vez fue en 2017 y nos encantó. Luego vinimos en 2018 y 2021 y nos siguió gustando. Esta vez en 2024 todo ha empeorado: en particular la comida es bastante mala y hay menos variedad, la animación para los niños ya no es lo que era, en fin una pena. Por no funcionar, no funciona ni el wifi.