Usuario invitado
28 de marzo de 2025
Permítanme comenzar diciendo que todo lo que voy a escribir no es inventado, aunque pueda parecerlo. Vine a este hotel como profesor para un viaje escolar con mis alumnos. En primer lugar, nada más llegar, nos informaron de un cambio repentino en la distribución de las habitaciones, sin darnos ninguna explicación, trasladándonos a habitaciones más pequeñas que las que habíamos reservado, pese a que ya estaban pagadas. Una vez entramos a las habitaciones, subiendo las maletas a pie porque ni siquiera había ascensor, tanto mis alumnos como yo notamos de inmediato un nivel de suciedad que ninguno de nosotros había visto antes: insectos muertos cerca de las ventanas, nidos de insectos dentro de las lámparas de araña, colchas y cortinas sucias y manchadas (sólo Dios sabe qué), sanitarios diminutos que no servían para ningún tipo de necesidad física y, obviamente, también estaban sucios. Además, en todas las habitaciones triples la tercera cama no era una cama real, sino un colchón colocado en el suelo. Por la noche bajamos todos a cenar y la situación empeoró aún más: mala comida, personal grosero y ¡uno de mis alumnos encontró un pelo en un plato! Al día siguiente salimos a dar un paseo por la ciudad y al volver al hotel descubrimos que ni siquiera habían venido a limpiar ninguna de las habitaciones. Creíamos que habíamos tocado fondo pero al cabo de unas horas un ratón decidió acertadamente unirse a nosotros en los pasillos del primer piso, habiendo encontrado su hábitat natural: la alcantarilla.
Texto originalTraducción facilitada por Google