albertocue
21 de febrero de 2023
Al llegar ya te desanima el entorno, al lado de una gasolinera y rodeado de calles con bastante tráfico. Pero lo que te espera dentro es peor. En recepción ya nos advierten de que el hotel está lleno, antes de que viéramos la habitación y probablemente al saber dónde nos habían metido. Resulta que este hotel son dos en realidad, uno más moderno, que probablemente merecería tres estrellas, y otro bastante más cutre y viejo que no merece ni dos. ¿Dónde nos tocó? Efectivamente. Pero es que encima nuestra habitación estaba al nivel de un aparcamiento, a la altura de los coches, sobre las máquinas frigoríficas y encima de la parte trasera de un supermercado. Y sucia, para colmo. ¿Consecuencias? Ruido constante de los aparatos refrigeradores, cada vez que se ocupaba o desocupaba la plaza de aparcamiento, los faros del coche en cuestión iluminaban la habitación, y a partir de las 6 de la mañana, trajín del almacén del supermercado, camión de basura... En fin, muy agradable todo. A esto se puede añadir antipatía de la recepción del establecimiento, por ejemplo al preguntar por la ciudad. Al salir a conocer Perusa preguntamos en la recepción, y la misma persona que nos había atendido se limitó a poner un plano doblado encima del mostrador, sin ni siquiera decirnos dónde estábamos. Al insistir, lo desplegó y nos dijo que estábamos a 20' andando del centro, aunque la verdad es que el centro es inaccesible andando, por las cuestas. Al final, nos dijo que existía el minimetro, que es imprescindible y que para eso está. ¡Además 86 euros! En fin, decir que se aparca bien...