Raquel R
11 de junio de 2024
El hotel está muy bien situado, a unos 10 minutos andando de la Torre Eiffel. Estar cerca de una atracción turística, y si además es la más icónica como en este caso, para mí es importante, porque si tienes algún momento que no sabes muy bien que hacer pues te acercas a dar un paseo… Este hotel cumple ese requisito, además a un buen precio para lo que es París y la zona. El personal muy amable, las habitaciones están bien y son espaciosas (la nuestra era interior sin vistas), no hay ruido, las camas son cómodas. El desayuno solo lo pude tomar uno de los días, pese a que lo tenía incluido, porque llegábamos por la noche tan cansados y tan tarde que dormíamos hasta bien entrada la mañana, así que para cuando queríamos desayunar ya estaba cerrado (creo que cierran a las diez). El sitio del desayuno es pequeño, pero el buffet tiene de todo y hay una chica reponiendo constantemente. Café, zumos, chocolate, pan, mantequilla, mermeladas, Nutella, crepes, gofres, napolitanas de chocolate, huevos revueltos, yogur, cereales, té, fiambres y quesos, macedonia de frutas… de todo. A mí me gustó y más teniendo en cuenta que por esa zona, el desayuno más barato fueron 47 euros, por un café, una Coca Cola de grifo, un chocolate y tres napolitanas de chocolate. Y el café ni siquiera estaba bueno. Así que yo, de ser posible, intentaría desayunar en el hotel. La parte curiosa del hotel es el ascensor. A duras penas cabe una persona dentro! Pero al menos hay, que no pueden decirlo muchos edificios en París. De todas formas, estábamos en el segunda planta y llevábamos equipaje de mano, así que ni siquiera lo teníamos que usar (aunque mi hijo cuando podía se subía, porque le hacía gracia). Recomiendo el hotel, me ha gustado mucho