Usuario invitado
20 de febrero de 2022
Lo que más me gustó · La habitación era enorme, con vistas desde la cama a la piscina y el mar al fondo. Cama muy grande y cómoda. Decoración bonita (sólo algún desconchón o problema de pintura en la pared, supongo que por la humedad). La piscina muy limpia. El restaurante muy bueno, es de los mejor valorados. El hotel tiene varios ambientes donde estar, desde más relajado justo a la salida de tu habitación, zona de tumbonas en la piscina, asientos y mesas en la zona del bar, hamacas junto a la playa... todo con arena de playa blandita (en la playa es más dura por la subida de la marea), la zona tiene un ambiente muy chulo, estilo tarifa, con mucha mezcla de turistas y gente local, los colores del mar son alucinantes (y aunque pudimos ver un día el efecto de las mareas, casi no se notó). El horario del desayuno es amplio, las chicas de recepción nos ayudaron muchísimo con unos problemas que tuvimos con nuestro móvil, hubo una noche un concierto local muy bueno (y acabó a una hora muy razonable si querías descansar). Está en el centro de la larguísima playa, así que genial para dar paseos arriba y abajo mientras charlas con los Masais si quieres. Hay algo de viento para hacer Kitesurf pero no tanto como para que sea molesto para estar tranquilamente, sólo lo justo para no pasar demasiado calor. Es el mejor hotel de todo el viaje en Zanzíbar y a un precio medio. Lo recomiendo. Justo detrás está el pueblo y puedes ver la realidad más pura local y también tiendas de artesanía y souvenirs. Lo que me gustó menos · Pondría algunas tumbonas más, creo que faltaban algunas para los clientes a veces. Hay dos piscinas (están juntas y en el centro de las habitaciones) pero una de ellas por la mañana se usa para la escuela de buceo que hay justo al lado, así que nadie se baña ahí. Eché de menos que en el bar vendieran algunos snacks (chips o algo así) para acompañar las cervezas, aunque podías comprarlo a algún chico en la playa.