ibis Oviedo

Desde el momento de llegada supimos que la experiencia no iba a ser buena. Llegamos para hacer el check-in y la persona que nos atiende nos indica que la hora de realizarlo era a las 13 horas, habíamos llegado a las 12:35. Le indicamos que veníamos de un viaje largo y que si por 25 minutos no era posible acceder ya a la habitación. Nos dice que no, que a partir de las 13 horas empezaría a haber habitaciones disponibles y que entonces podríamos entrar, que podíamos ir a dar una vuelta o ir buscando aparcamiento. Le indicamos que teníamos previsto salir a hacer una visita cultural, que entonces volveríamos por la tarde para poder entrar en la habitación. Nos pasamos todo el día con el equipaje dentro del coche, porque ni siquiera me ofrecieron la posibilidad de dejar las maletas en consigna. Una vez llegamos por la tarde para hacer la entrada, mostramos nuestra disconformidad a las personas que están en recepción en esta ocasión. Nos indicaban que no todas las habitaciones estaban disponibles a la hora que llegamos. Les indicamos que es la primera vez que nos pasa que acudamos a hacer el check-in y nos hagan marcharnos. Insisten en que los clientes pueden abandonar las habitaciones hasta las 12 de la mañana y que por eso no facilitan la entrada. Nuevamente les indicamos que no todos los clientes abandonan sus habitaciones a esa hora, que la mayoría suelen hacerlo antes y que no entendíamos que por solo 25 minutos tuvieran esa negativa a alojarnos, no estábamos hablando de que hubiésemos llegado dos horas antes. Igualmente les indicamos que nos hemos pasado todo el día con las maletas en el coche dando vueltas, ahí si reconocen que la persona que nos atendió por la mañana debía habernos facilitado la opción de guardarlas en consigna. La habitación era aceptable, reducida tipo Ibis. Pero el baño dejaba mucho que desear, a lo que higiénicamente se refiere: techo lleno de moho, extractor roto, lavabo sin protección en el desagüe. Las toallas ásperas al máximo exponente, solo dos toallas ya fuese para ducharse que para lavarse las manos, sólo la última noche tuvieron la deferencia de poner una toalla de manos (no comprendíamos por qué ese día si y el resto no). El desayuno fue normal, aunque nos resultó llamativo que los días que coincidían en fin de semana había más variedad, por ejemplo tortillas. Y en cambio el día entre semana no había este tipo de productos. Destacar también que a la hora de los desayunos, las mesas no se limpiaban entre cliente y cliente. Había dos personas retirando bandejas y reponiendo, pero las mesas no se limpiaban. El hotel estaba situado junto a un polígono y bloques de pisos, por lo que había bastante aparcamiento en el exterior. No está cerca para ir andando al centro. En definitiva, para nosotros la experiencia no ha sido satisfactoria. Hemos estado en otras ocasiones en hoteles de la cadena Ibis en otras provincias, y dentro de lo sencillo de sus instalaciones, el trato con sus trabajadores fue exquisito y los servicio

Una estancia tranquila y agradable , descargar la labor y la simpatía de Andrea y Sofia, dos chicas muy profesionales y tremendamente agradables. Con una televisión del al menos 32 pulgadas todo hubiera sido perfecto, queja menor la verdad.