Usuario invitado
4 de febrero de 2024
Nos han acogido como en casa, incluido nuestro perro grande, pudiendo acceder con él (atado y a nuestro lado) a todos los rincones del establecimiento. El trato del personal ha sido exquisito y muy familiar. Habitaciones amplias, con buenas comodidades como calefacción, toallas, almohadas y cojines... el secador hay que pedirlo en recepción porque los huéspedes anteriores se los han ido llevando, pero son de muy buena calidad. Emplazamiento súper tranquilo en medio de una etapa del Camino de Santiago con mucho campito donde hemos podido soltar al perro sin tener ningún problema (aviso: todo lleno de conejos). En cuanto a cocina, he puesto reseña en La Trattoria de Adriano, pero adelanto que a cada plato, todo más bueno si se puede (para los sibaritas del arroz con leche, mi completa recomendación como postre tras una hamburguesa).