Duerming San Vicente Hotel

Avisamos que llegaríamos tarde. Cuando llegamos, valga decir que teníamos la habitación pagada a través de booking, el recepcionista y propietario José Quintillan, nos negó la habitación porque decía que no eran horas de llegar. Cómo estábamos cansados y no teníamos ganas de discutir con un señor que se le veía alterado, decidimos marcharnos y salimos del hotel en dirección al coche que teníamos en el parking. Cuando estábamos en el parking para abrir el coche, apareció de nuevo José Quintillan insultándonos y haciendo gestos muy extrañas tan cómicos como absurdos a tenor de la situación y la hora. De repente saco lo que parecía un arma, y apuntándonos, nos exhortó a que nos fuéramos pronunciando unas palabras amenazantes que parecían algo teatrales y que previamente habían sido ensalladas en una espejo. Nos fuimos sin reparar en más, porque aunque la escena no dejaba de ser muy delicada, el individuo nos pareció un tipo muy absurdo que daba poca credibilidad. Evidentemente ante la duda nos fuimos inmediatamente. Una experiencia esperpéntica con un individuo con un trato muy desequilibrado y que nos asusto con esa escenografía tan patética. Ahora nos reímos, pero espero no volver a tener una experiencia así.

Fenomenal relación calidad precio. Destaco la simpatía de Carmen y José. Entorno precioso y muy limpio. Desayuno completo acorde a su precio. Nos ha acompañado el tiempo, cosa que se agradece. Por poner un pero, que no tiene que ver con el hotel, la falta de restauración abierta alrededor, estaría bien que se pudiera cenar algo en el hotel. Esperamos repetir. Muchas gracias. 124, los de los hielitos 🙂