Usuario invitado
12 de mayo de 2025
Mi estancia en el Gran Meliá Sancti Petri ha sido, sin duda, una experiencia de altísimo nivel, con muchos aspectos destacables y alguno que conviene matizar. Lo mejor: Las habitaciones son amplias, elegantes y cuidadas hasta el mínimo detalle. La cama, comodísima; el baño, impecable; y la terraza privada con vistas al mar, simplemente espectacular. Se nota una inversión real en confort y estética. Todo lo que te puedes esperar de un Melia. El personal merece una mención especial: atentos, profesionales y siempre dispuestos a ayudar con una sonrisa. Desde la recepción hasta el servicio de habitaciones, todo el equipo refleja el estándar de un verdadero cinco estrellas. La ubicación es otro de sus grandes aciertos. Situado frente a la Playa de la Barrosa, el entorno es idílico: dunas, jardines cuidados y atardeceres que parecen sacados de una postal. Lo menos positivo: Curiosamente, lo que podría ser una virtud —el altísimo nivel de atención— puede llegar a sentirse excesivo. Hay una constante sensación de supervisión y acompañamiento que, para quienes buscan cierta privacidad o relajación sin interrupciones, puede resultar algo invasiva. En este hotel es prácticamente imposible pasar desapercibido. En resumen: El Gran Meliá Sancti Petri es una joya en la costa gaditana, ideal para quienes buscan lujo, ubicación privilegiada y atención al detalle… siempre y cuando no les importe estar constantemente en el radar del excelente (y omnipresente) personal.