guillermodanielb
29 de diciembre de 2024
Se trata de un hotel de montaña, pero con una decoracion estilo vintage, que combina la piedra con la madera y materiales plásticos. Está ubicado a unos metros de la Iglesia, que preside la plaza de Ramón y Cajal. Se puede aparcar allí o bien en una calle que termina justo por encima del hotel. Éste tiene un acceso en un nivel superior al del restaurante. Recepción acogedora, como todas las estancias. Trato amable y cordial. Las habitaciones son sencillas, pero con numerosos detalles de buen gusto. Baño completo y todo muy bien aseado. Las habitaciones de la fachada oeste cuentan con unas vistas muy atractivas de los Mallos de Riglos y del propio pueblo. Camas confortables, con buena provisión de almohadas y cojines para un descanso reparador. Ideal para pasar unos cuantos días alejados del bullicio de la urbe, en pareja o en familia. El desayuno está incluido y es de naturaleza artesanal, al igual que toda la comida que se sirve en el restaurante.