Usuario invitado
31 de enero de 2023
Estuvimos en Julina este septiembre y quedamos encantados: lugar y habitaciones originales y con glamour vintage, atención, simpatía y hospitalidad, desayuno, limpieza, detalles, servicios… Sus propietarios son una familia encantadora, tanto Chris como Carmen, la chica que ayuda en el mantenimiento y limpieza y la que apoya los desayunos. Mi hijo de 12 años hizo amistad con los dueños, especialmente con Chris, y que quedó tan fascinado que quiere volver. Sinceramente, en todos nuestros años de viajes por Europa, nunca habíamos sido tan bien atendidos. Merecen la máxima puntuación y recomendamos su estancia.