Pousada Caeira

Divina posada, frente a una de las mejores playas. Instalaciones de calidad, habitaciones enormes y con buen gusto, el parque que tiene es hermoso, la piscina, y los cubiculos para instalarse a metros del agua son hermosos y muy bien pensados. Son todos tremendamente amables, la verdad, el mejor lugar para quedarse en Morro de san Pablo. La comida del restaurante es muy buena, el único detalle es que son lennnntos que da miedo para servir la comida, hay que pedirla apenas uno empieza a pensar que va a tener un poco de hambre en algun momento.

Pasamos una semana hermosa en esta posada frente a la Cuarta Playa donde están las piscinas naturales Lo mejor de la posada fue la atención de Vanessa todas las mañanas en el desayuno: atenta a todos los detalles, simpática y muy agradable. En la recepción, Julia, nos brindó toda su ayuda ante nuestros requerimientos Sin duda, la atención del personal, es algo para destacar

El lugar es hermoso, las habitaciones amplias y cómodas.Todo muy limpio Muy buena atención de recepcion de Taina( excelente) y también excelente de Vanesa que nos atendió en el café de la mañana. Para recomendar y volver

Viajamos en flia en Marzo del 2022. El lugar es muy tranquilo, ubicado a metros del mar en el final de la 3era praia. La playa en ese lugar, cuando crece la marea, casi que no existe. Suelen amarrar barquitos frente a la posada, pero no son problema. La pieza doble que contratamos (habitación 2) es muy amplia y cómoda, sin problemas de agua caliente, ni de limpieza. Quizás algo descuidadas las paredes y el mantenimiento en general pero realmente no es grave. La atención de los chicos de la recepción fue excelente en todo sentido aunque nos costaba mucho comunicarnos. La pileta bastante grande y linda, aunque la usamos poco, ya que aprovechamos a fondo el mar de la 4 y 5ta praia que para nosotros fue lo mejor. Hasta ahí todo muy bien, el problema a mi entender de la posada es el desayuno, ya que hay muy poco y no reponen rápido lo que se va consumiendo. Ni que hablar el día que nos fuimos, que nos teníamos que irnos muy rápido, y alguien se olvidó de enchufar la máquina que calienta el café y la leche, por lo que tuvimos que pedir que nos lo calienten en microondas. También tuvimos problemas con la cena, llegaron fideos fríos incomibles y no me pudieron explicar porqué no me trajeron un sandwich de pollo que había pedido. Excusas flacas nos dieron como que había cerrado la cocina. En resúmen muy lindo lugar, inmejorable ubicación, la cocina muy floja, a excepción de Alejandro que trabaja allí y es muy atento y servicial.