segarramanel
30 de junio de 2022
Básicamente, existen tres grandes grupos de hoteles. En primer lugar, tenemos las cadenas internacionales y hoteles grandes en general con una completa batería de servicios y opciones. En segundo lugar, tenemos los boutique-hoteles, fondas de pueblo y pequeños hoteles familiares. Y, por último, tenemos los hoteles de alta singularidad y friquismo paranormal. En esta última categoría, solo unos pocos escogidos alcanzan la originalidad, el atrevimiento y la magia que los hace acreedores de destacarse en el grupo. Evidentemente, la Cueva Tardienta se erige como pináculo iluminador que, con su propuesta, convence y asombra a partes iguales. El artífice de todo el tinglado se encarga, con su mera presencia y sus finos comentarios, de que la atmósfera que envuelve las instalaciones invite a la relajación pero, a la vez, sin dejar de salir de un estado de alerta permanente. Porque en la Cueva Tardienta, las sorpresas son continuas y los fenómenos paranormales nos acechan en cualquier momento. De hecho, alojarse aquí, se convierte en un punto de inflexión en la vida de los huéspedes. Claramente, existe un antes y un después. En realidad, para que un viajero alcance el status de viajero completo y experimentado, deberá alojarse al menos una vez en su vida en la Cueva Tardienta. Me consta que no todos han sobrevivido sin secuelas a la experiencia, Pero los que lo consiguen, acumularán para siempre una vivencia y unos valores que no los abandonarán en todo su periplo vital.