Usuario invitado
11 de julio de 2023
Nos encontramos ante el mítico motel de carretera con todo lo que ellos conlleva. A la hora de hacer el check-in (y el check out) me atendió una chica increíblemente agradable, super sonriente y que realmente contagiaba su alegría, me dio las llaves y me indicó el camino para encontrar mi habitación, todas a la altura del suelo. No es excesivamente grande por lo que en realidad no tiene pérdida. La habitación es muy amplia, de hecho muchísimo más de lo que esperaba, con zonas diferenciadas por si quieres comer allí (de hecho al hacer el check-in te preguntan si quieres platos y cubiertos) como una mesa de comedor, unos sofás, televisión LCD y una cama amplia y bastante cómoda. El mobiliario es bastante viejo pero está muy bien cuidado. También tiene una pequeña terraza exterior, en mi caso daba hacia el monte y, aunque no la usé, está genial para relajarse un rato. El baño también es bastante amplio y tiene los típicos jabones de cortesía y toallas, todo muy limpio. Como punto flaco, y esto es un mal que de momento he visto en todas las construcciones en el país, las paredes son de papel y se escucha todo lo que pasa en las habitaciones colindantes, yo tuve suerte pero puede tocar algún vecino escandaloso y te puede chafar la experiencia. No hay grandes alardes en el motel pero es que tampoco lo pretende, lo que ofrece está muy bien y me parece una buena opción para hacer una o varias noches además que, por lo menos cuando fui yo, era de lo más barato que había entre Echuca y Moama.