Usuario invitado
29 de diciembre de 2021
Quedarse en Nima fue espectacular. Gocé cada detalle que se está notablemente pensado para hacer de la estancia una experiencia. La construcción es preciosa, con entradas de luz por todas partes, el diseño de interiores se nota que está pensada hasta el último detalle de cada rincón, con hermosas decoraciones y espacios comunes que me hicieron sentir en casa, como la sala llena de libros cuidadosamente elegidos y disponibles para hojear,. Tuve la suerte de hospedarme en el cuarto de hasta arriba, frente a una divina terraza donde se detiene el tiempo con el sonido de una pequeña fuente y los pájaros que gozan del espacio también. Desde los chocolates artesanales, hasta el sombrero que te prestan para ir a dar la vuelta son de altísima calidad y se nota que fueron escogidos con mucho cariño. Quedamos enamorados de la idea del “honesty bar”, el cual estaba siempre abierto para tomar bebidas y disfrutarlas en los espacios comunes. En la noche nos tocó escuchar a un músico talentosísimo darnos lo que fue casi un concierto privado. No se pierdan el desayuno, pedimos unos chilaquiles que estaban exquisitos. El servicio fue constantemente inigualable, con muchísima amabilidad . La ubicación es inigualable, en el corazón de la Roma, rodeado de restaurantes, tiendas y casonas viejas. Sin duda regresaré y lo recomiendo ampliamente a cualquiera que quiera descansar, disfrutar y pasar un rato delicioso.