Colima 71 Art - Community - Hotel

Mi estancia en Colima 71 Art Community Hotel fue una experiencia de lujo incomparable. Este lugar me dejó gratamente sorprendido, ya que nunca antes había experimentado un nivel de atención al detalle tan excepcional. Las habitaciones son espaciosas, especialmente la que ocupé con sus 40 metros cuadrados. La presencia de un balcón o terraza en cada habitación añade un toque de exclusividad, permitiéndote disfrutar de las vistas y del aire fresco en privado. Las camas son de primera clase, proporcionando un nivel de comodidad que te envuelve en un sueño reparador. Los desayunos que me llevaron a la habitación todos los días eran un verdadero placer para el paladar. El café con leche de almendra natural es una delicia que añade un toque gourmet a las mañanas. Los productos de baño de miel de abeja son un auténtico regalo para la piel, dejando una fragancia fresca y agradable. Sin embargo, lo que realmente hizo que mi estancia fuera inolvidable es el nivel de servicio y la calidez del personal. Cada miembro del equipo se esfuerza por brindar una hospitalidad excepcional, y su atención a los detalles hace que te sientas como un huésped muy especial. Espero con ansias mi próxima visita a este hotel que ha transformado por completo mi percepción de lo que realmente es el lujo. La arquitectura de Alberto Kalach y la presencia de arte y artesanías perfectamente curadas en todo el hotel lo convierten en un lugar verdaderamente cautivador.

Es un hotel maravilloso, de los mejores de la CDMX. Para empezar la arquitectura del lugar es muy cálido, te sientes bien recibido, el personal es muy atento y en sí, el lugar crea una atmosfera como "hogareña". El comedor está completo en cuanto a platillos y atención. Volveré pronto.

Colima 71 Art Community Hotel es un verdadero oasis de lujo en el corazón de la ciudad. Cada detalle en este lugar refleja un nivel de atención al detalle que es excepcional. Las habitaciones son excepcionalmente espaciosas, y la que ocupé, con sus 40 metros cuadrados, ofrece una sensación de amplitud y comodidad que es rara en hoteles. El hecho de que todas las habitaciones tengan su propio balcón o terraza es un toque especial que añade privacidad y un ambiente exclusivo. Las camas son extraordinariamente cómodas, garantizando un sueño profundo y reparador. Los desayunos que me llevaron a la habitación a diario eran una verdadera delicia. El café con leche de almendra natural es un toque gourmet que eleva.

Mi estancia en Colima 71 Art Community Hotel fue una revelación. Cada detalle en este lugar refleja un nivel de esmero que es verdaderamente sorprendente. Las habitaciones, especialmente la que ocupé con 40 metros cuadrados de amplitud, son un oasis de espacio y comodidad. El hecho de que todas tengan balcón o terraza es un toque único que permite disfrutar de las vistas de la ciudad en privado. Las camas merecen mención especial, ya que son extraordinariamente cómodas y garantizan un sueño profundo y reparador. Los desayunos que me llevaron a la habitación a diario eran una delicia matutina, y el café con leche de almendra natural es un toque gourmet que añade un toque de sofisticación a las mañanas. Los productos de baño de miel de abeja son un regalo para la piel, dejando una sensación fresca y una fragancia agradable. Pero lo que realmente hace que Colima 71 Art Community Hotel sea inolvidable es el servicio excepcional y la calidez del personal. Cada miembro del equipo se esfuerza por hacer que te sientas como en casa y mimado. No puedo esperar a regresar a este hotel que ha cambiado mi percepción de lo que es el lujo. La arquitectura de Alberto Kalach y la presencia de arte y artesanías perfectamente seleccionadas en cada rincón lo convierten en un lugar mágico.

El diseño es increíble, me gusta mucho que ese es el concepto, pero algo que aprecié también fue la acústica del lugar y la tranquilidad que había alrededor, tuve que grabar unos videos durante mi estancia y el spot ayudó mucho. Bastante instagrameable, debo agregar también. Es un lugar muy bello para quedarse. Además, cuando entre al baño, válgame Dios. Los jabones líquidos tenían un aroma exquisito, sobre todo el que está hecho de miel natural; fue un placer corporal tomar la ducha. Incluso les pedí el nombre de la marca de los productos porque los quiero en mi casa. También le agradezco al personal el trato tan lindo. Me explicaron la historia y concepto del hotel, algo que me pareció sumamente gratificante. Les recomiendo pedir el Didi una media hora antes por el tráfico y la congestión del fin de semana.

Este hotel tiene un toque sofisticado en cada esquina. En momentos me sentía dentro de una película de culto. Además de la arquitectura y diseños, la atención que me dieron fue excelente. Y qué decir de la comida, sublime. El hotel cumple con todo lo que promete, aunque este en el centro de la Ciudad, puedo asegurarles que dentro del lugar se siente mucha calma. He estado en varios hoteles de la CDMX y sin duda este ha sido de mis favoritos.