Usuario invitado
18 de septiembre de 2022
Tengo 58 años de edad, y desde que era un niño mis padres me inculcaron el espíritu viajero como fuente de conocimiento de nuevas culturas. Llevo, por tanto, más de medio siglo dando vueltas por el mundo. Eso me da perspectiva para poder afirmar con total crédito que el Riad Ilayka es uno de los mejores lugares del planeta para alojarse. Dudo que cualquier otro desate la emoción que voy a relatar. Porque más allá de la comodidad de sus instalaciones y de su proximidad a los rincones que te permiten conocer Marrakech a fondo, lo que hace al Riad Ilayka extremadamente maravilloso es que su personal es también extremadamente maravilloso. INSUPERABLE. Con mayúsculas. La escena final de nuestra estancia en Ilayka fueron besos y abrazos (literal episodio) tanto a Sara (posiblemente no haya escrito bien su nombre) como a Abdul. Jamás me había despedido antes de un hotel abrazado con emoción a alguien de su staff. En Sara y Abdul, los únicos anfitriones a esa hora en el riad, mi mujer y yo simbolizamos con cálidos besos y abrazos la inmensa gratitud a todo el personal que durante cinco días habían logrado que en Riad Ilayka quedase parte de nuestra alma y que a ellos los trajésemos para España en nuestros corazones. Jamás los olvidaremos. Nunca.