Usuario invitado
15 de diciembre de 2022
Al lanzarse en paracaídas tras un overbooking en otro hotel, Albakech no fue nuestra elección, y con razón: muy cerca del aeropuerto (a 4 km), podrás presenciar en directo los aterrizajes y despegues de los aviones, como si no lo hubieras hecho. ¡Dejó la pista! Luego, desde el balcón, admirarás el tráfico de la autopista hasta medianoche. ¿Te ahuyentarán los petardos y rugidos de todo tipo? Pero espera, esto no ha terminado: los visitantes, no los huéspedes del hotel, estarán charlando en el vestíbulo (no olvides que es un riad, todo está abierto) hasta medianoche y más allá si no nos hubiéramos presentado y pedido el derecho a ¡dormir! No os contamos la falta de calefacción, las mesas del restaurante más o menos despejadas y limpias, la ropa de baño no siempre cambiada... No vimos el hammam, ¿existía? vimos trabajadores, escuchamos los martillos neumáticos, ¡sí! En resumen, afortunadamente el servicial personal hizo todo lo posible para garantizar que superáramos los inconvenientes que sufrimos.
Texto originalTraducción facilitada por Google