Usuario invitado
5 de junio de 2023
Un Habili reformado, un oasis en medio de la nada, situado en el pueblo de Mandawa. Estaba muy bien, aunque podría estar mejor. Las cenas siempre picantes, por poco picante que le digas al servicio, siempre pica. La habitación espaciosa, huibo un dia de los dos que pasamos que no recordaron de hacer la habitación, nos la acomodaron y limpiaron en la tarde-noche. Mención especial para Anil, el camarero del restaurante, muy profesional y simpático.