Exigentus
13 de julio de 2024
Hermosa finca de unas 200 hectáreas, donde se ha hecho un grandísimo trabajo e inversión en conseguir un hotel especial, quizás no para todos los públicos y quizás esa es también su encanto. La experiencia en arquitectura y arte de uno de los propietarios y de construcción del otro se nota en cada detalle, el el precioso y depurado estilo constructivo y en la decoración, completada con obras de arte de proximidad y de diverso tipo. Alguna de sus estancias ha recorrido con sobrada admiración las páginas de Instagram, Pinterest, revistas especializadas, etc. El servicio es joven, con motivación y ganas de agradar, sin excepción. El desayuno completo en el bufet, quizás menos en platos de cocina. El restaurante quizás con pocos platos, pero satisfactorios, sin pretensiones gastronómicas. Las habitaciones cómodas, espaciosas, luminosas, íntimas, acogedoras, con privacidad, con calidad del sueño (cama, almohada, silencio, solo la oscuridad falla bastante), con baños estupendos. Espacios comunes variados, tan estéticos que es difícil evitar fotografiar cada vez. Masajes y tratamientos muy satisfactorios, con su zona de aguas muy agradable. Lo más mejorable la necesidad de buggy para ir al parking. Obviamente no es un hotel de lujo ostentoso, y tampoco puede ser barato. Está en línea con el mercado internacional de oferta equivalente.