Espel

L'hotel està en molt bona ubicació, a 5 minuts caminant del centre. La neteja de les habitacions es fa diàriament. Tot i que l'hotel disposa d'aparcament vam aparcar al parking públic que hi ha just al davant (3'5€/nit). El llit ens ha semblat força còmode.

El peor “hotel” en el que hemos estado, la habitación tenía que ser doble y era tan pequeña que no llegaba a individual, para abrir el armario tenías que mover la cama, para entrar en el baño tenías que cerrar la puerta arrinconándote, 2 personas no podían entrar. Las paredes estaban súper sucias, el suelo más de lo mismo, la calefacción no funciona y hacía un frío horrible, además de que no son insonorizadas, por que se escucha absolutamente todo, la mujer de la limpieza a las 08:30 de la mañana dando golpes limpiando y cantando por el pasillo. Cuando nos quejamos empezaron las mentiras y el mal trato por parte del personal, nos decían que era imposible que nos molestara la mujer de la limpieza por que empieza a las 09:30 pero tengo fotos de que no es así, la habitación es perfecta y la más grande del “hotel” y no llega ni a las medidas mínimas, una señora del hotel que solo apareció después de quejarnos, me insultó por decirle que la habitación no era lo que había reservado. El otro señor del hotel con pelo blanco solo da contestaciones condescendientes y muy maleducado, la solución que nos daban era ir subiendo toda la noche a la habitación para ir solucionando lo de la calefacción, evidentemente no lo quisimos, después de no aceptar que nos habían estafado, la señora,que debe limpiar las habitaciones, ya que dijo que todos los días las revisaba ella misma, que por cierto, entran en tu habitación a diario sin tu consentimiento, no tienes la opción de indicarlo, nos hechó de la habitación de malas maneras y sin ninguna educación asegurándome que me devolvía el dinero que tanto les sobra, lo cual no cumplieron hasta que reclame en la plataforma.

El hotel está impecable de limpio, las habitaciones también perfectas, se puede alojar una persona a gusto la verdad. El parking es horrible, pequeño, anguloso, con unas rampas interiores horribles, casi rozamos en las paredes. Pero lo más desagradable el señor calvo gordito, te explica las normas del parking con una prepotencia y una soberbia que hacía tiempo que no veía. Luego dicen que Andorra cuida el catalán en los establecimientos, pues la chica jovencita de recepción nos cambió al castellano al hablarle en catalán.