Usuario invitado
28 de noviembre de 2022
Estuvimos 3 días en este oasis de paz. Se encuentra situado en la parte menos turística de la isla, con sus ventajas e inconvenientes. No es un hotel "al uso". Se trata de unas pequeñas cabañas que tienen 2 plantas, vamos, que tienes vecinos arriba o abajo. Los baños son muy amplios pero están muy mal diseñados. La cama muy grande y cómoda. La cabaña es eso, una cabaña, sin cristales ni armarios ni nada de nada.... Pero hay está su encanto. Olvídate de zapatos, de vestidos, de tonterías banales... hay que abrir los sentidos que tenemos olvidados.... escucha música, muy buena, mientras tomas una cerveza y contemplas la puesta de sol mas increíble que he visto. Todo es pole pole...., aquí no hay prisa. La comida muy buena y a precios razonables. El personal de 10. He leido opiniones, muy respetables, que no les gusta el lugar. Probablemente los europeos no estamos acostumbrados a esta forma de vida puedes ir todo el tiempo descalzo, todo es de arena fina. No hace falta que cierres tu habitación, nadie te va a robar. No te tienes que "preparar" para cenar, ni para el té ni para nada...., un pareo o bañador será tu "smoking". Como premio, para los que somos amantes de los animales, el hotel tiene perros y gatos, y hasta vienen a visitarte los monos del bosque; maravilloso Lugar perfecto para reencontrarte con la vida.