NH Maldives Kuda Rah Resort

Viajar a las Maldivas en agosto es arriesgado. Nos llovió la mitad de los días y el mar estaba revuelto. Aunque el tiempo no siempre acompañó, lo pasamos estupendamente en el NH Kuda Rah. Siempre que fue posible disfrutamos de la espectacular experiencia de buceo con tubo (snorkel) en el arrecife del hotel, nadando directamente desde la playa, y pudimos ver diversos tipos de tiburones, mantarraya, peces payaso, peces loro, y decenas de tipos distintos. Para ello contamos con la sabia guía de Imran, del centro de buceo: consejos honestos para pasarlo bien con seguridad, y siempre con sincera amabilidad. También queremos alabar el buen hacer de Bayezid, que hacía la habitación con el añadido de la artística decoración de animales hechos con toallas, siempre dispuesto a hacer más inolvidable la estancia. En las comidas no podemos olvidar la atención que recibimos de Swasthi, y Prabes nos animó a tomar los mejores cócteles en la piscina. Nos sentimos rodeados de mucho cariño y siempre sonrisas. Se trata de un hotel cómodo, ya que por su reducida dimensión las distancias son cortas. Como aspecto negativo, los desayunos, comidas y cenas se hacen siempre en la opción todo incluido en el mismo restaurante (aunque solo dos días hay buffet; la oferta de menú a la carta se aprecia, es muy variada, y con muchos platos de Maldivas y la India). Otro elemento que creemos se puede mejorar es la ausencia de zumos naturales frescos en la opción todo incluido. Un zumo de piña natural me costó 10 dólares. Sin embargo podía beber un Negroni, sparkling wine o cerveza sin pagarlo.

La ubicación y la isla son un enclave maravilloso pero el personal del hotel y las instalaciones completan una experiencia increíble. Sin duda esperamos poder repetir.