Usuario invitado
25 de octubre de 2022
Es un hotel ubicado en una antigua mansión frente a Mevlana; tiene un encanto especial. El jardín no puede ser más agradable, las habitaciones son muy espaciosas y la decoración es personalizada. El restaurante es precioso. Me encantó encontrar muchos libros en todas las estancias. También había recipientes para reciclado, cosa que no es muy frecuente en Turquía. El personal fue de lo más encantador que se puede encontrar en un hotel. Nos despidieron con una ceremonia de agua para que siguiéramos felizmente nuestro viaje.