Usuario invitado
5 de junio de 2022
Sin duda nuestro alojamiento fue parte fundamental de la sugestiva experiencia de conocer Kairouán, Más allá de limitarse a un lugar para dormir o descansar lo justo, la casa de la familia Allani nos invitaba a dejar pasar las horas tomando té a la menta en la azotea, disfrutando del frescor del patio de azulejos o conversando con las atentas anfitrionas, Feten y Mariam. No podemos imaginar mejor manera de conocer la ciudad "por dentro". Las casas de la medina esconden tras sus sobrias fachadas, interiores de gran riqueza ornamental que no hubiéramos adivinado de no tener entrada a una que, además, conserva todo su sabor histórico. Pero fueron las historias que Feten nos compartió de su ciudad y sus gentes las que nos permitieron apreciar Kairouán más allá de la postal. Para quienes prefieran datos objetivos: excelente ubicación, habitaciones espaciosas, cómodas y en las que el silencio está asegurado, desayunos (incuídos) que parecieran esperar el triple de comensales, anfitriones que tratarán de solucionar todas nuestras dudas y aparcamiento fuera de la muralla, pero muy cercano.