Hotel Rural Los Jarales

Llegamos sobre las 12:30h porque pensamos que, aunque la habitación no estuviera lista a la llegada, podríamos disfrutar de la piscina. Para nuestra sorpresa, no se podía utilizar en, al menos, media hora porque estaba “en mantenimiento”. La realidad es que después de ese tiempo, tampoco pudimos hacer uso en ningún momento porque estaba sucísima y nada que ver con las fotos que ellos tienen publicadas. De hecho, buscamos una alternativa, encontramos la piscina municipal de Istán y fue un gran acierto; está a 4min. en coche, cuesta 2€/pax/día y se está genial. Cuando nos dieron la habitación, no había toallas, tampoco papel higiénico y, para más dejadez, la escobilla del WC estaba dentro del WC . El aire acondicionado expulsaba más humedad que aire frío y las almohadas son papel de fumar, además de encontrar las fundas rotas. Por la noche, pudimos comprobar que de las 4 luces que hay en la habitación, 2 no funcionaban, una de ellas estaba fundida y en la otra ni siquiera había bombilla. Se entiende que vamos a un hotel rural, pero qué menos que encontrar los servicios básicos que ofrecen y se contratan, no fue este nuestro caso. El desayuno estuvo bien, sencillo pero el lugar lo hace extraordinario. Consta de un zumo de naranja, café/té, un plato de fruta, un mollete con mantequilla, mermelada y paté y una magdalena (un poco seca). En resumen, la ubicación y el entorno son maravillosos, pero no volvería ni recomendaría este establecimiento en absoluto.

Hotel rural ubicado en las afueras de Istán. Ofrece unas vistas maravillosas del entorno y se encuentra en plena naturaleza donde se puede desconectar. El desayuno y en general la carta que ofrecía el establecimiento, poco variada. Personal agradable y educado.

Un hotel con mucho encanto, trato inmejorable del personal. Vistas increíbles , la gente del pueblo súper amable . Id a comer al restaurante Raíces y a tomar algo al bar troyano y la tasquita. Se come genial . Volveremos sin pensarlo, es una pasada!!

Estoy muy conforme y recomiendo esto hotel a la gente que le gustan casas rústicas, pero bien equipadas. Lo único que no me gustó: El acceso a las habitaciones es incómodo para personas con movilidad reducida, en silla de rueda muy difícil.

Tranquilidad Todo correcto. Mucha tranquilidad

Lugar con mucho encanto y con un personal muy atento. Opción muy recomendable para aislarte de la ciudad