nohemigil
4 de julio de 2025
Hemos estado alojados en este hotel durante varios días, la elección fue por su precio y las aceptables críticas que tenía. Reservamos con varios meses de antelación a un precio razonable, volvimos a mirar a dos semanas del viaje y había aumentado en 500€. El hotel está bien ubicado, cerca de la playa y del centro comercial, pero da la impresión de que han comenzado una renovación que no han terminado antes de iniciar la nueva temporada y hay bastantes desconchones, pintura caída, goterones y suciedad. La habitación es amplia, aunque la limpieza podría mejorar. Un detalle que nos llamó la atención fue que los colchones (de 90 cm) sobresalían de la base, lo que resultaba incómodo si te sentabas o te acostabas en el borde. En el comedor, había muchas mesas para el escaso personal disponible, lo que dificultaba un buen servicio. A pesar del esfuerzo del personal, encontramos encimeras sucias, así como platos y cubiertos mal lavados. También nos encontramos con falta de reposición de cubiertos, zumos. La comida estaba bien cocinada, pero resultaba muy repetitiva; tanto en el almuerzo como en la cena se ofrecían prácticamente los mismos platos todos los días. La piscina tiene un horario algo ajustado, abre a las 11h y cierra a las 20h, con las temperaturas que estamos teniendo y después de desayunar temprano te tienes que conformar con una ducha. Es algo pequeña, especialmente cuando se usa el tobogán o se juega un partido. Como en muchos hoteles, las hamacas generaban problemas, ya que hay familias bajaban a la playa dejando las toallas para reservarlas. Los animadores indican que esto no está permitido, consultamos si se podían dejar las toallas durante la comida, nos informaron que solo por una hora. Sin embargo, al regresar, después de esperar 20 minutos en la cola del comedor y superar, por tanto, la hora indiada, nuestras toallas habían sido retiradas. Cuando preguntamos al socorrista Jayro, su respuesta fue “es problema vuestro”, una respuesta que nos pareció poco adecuada y muy poco profesional. La dirección tendría que dar directrices sobre cómo contestar a un cliente y que conste que no solemos decir aquello de “el cliente siempre tiene la razón”. En resumen, no lo recomiendo.