Rosario de Mar Ecohotel

Lo mejor es la playa y la tranquilidad del lugar. Hay gran disponibilidad de espacios diferentes, (dos playas distintas con orientacion opuesta), muchas reposeras disponibles y todo impecable, limpio y nuevo. Hay una pequeña cantidad de visitantes que van a la isla por el dia, tampoco en esos momentos llega a ser invasivo. la musica acompaña sin molestar. Y los vendedores (una cantidad muy razonable) ofrecen con simpatia sin abrumar. Los vendedores locales son parte de la inserción local social del hotel, lo que le da valor a su presencia. La habitación muy prolija, sabanas, almohadas y colchones de primera. AC y refrigerador en la habitación. El desayuno está muy bien, frutas, huevos, arepas, jugos naturales, no fue buffet, pero se puede repetir (para ello sugiero ir temprano, no a ultima hora). Es bueno saber que no hay ociones de comprar alimentos, en la isla (no cerca), y que las comidas se hacen en el restaurant. Los precios son mas elevados que en Cartagena, pero para nada abusivos. hay pescados, pastas, pizzas y variedad de tragos. Tambien es bueno saber que no hay agua caliente en la ducha pero con 32 grados es raro que eso importe, basta con bajar el aire acondicionado y ya tenes ganas de una ducha fria. El personal super amable y cordiales, mayoria de gente joven con la mejor onda. Especial mencion para Clay y su simpatia. No es que haya algo que no me haya gustado, pero creo que hay mas potencial en este lugar: Se podrían definir mejor los espacios de circulacion en el parque y cuidar mas los senderos, plantas y flores.

Todo excepcional. Una experiencia única la que vivimos. Solo queda dar las gracias. Servicio - instalaciones - excelente comida