Usuario invitado
29 de enero de 2023
El hotel en general decepcionante, olor desagradable al entrar, acogida muy fría por parte del recepcionista, altivo y arrogante. El mobiliario y las instalaciones muy viejas, hay una mezcla de muebles nuevos y antiguos en la planta baja de quiero y no puedo, pero las habitaciones son otro cantar, baño color rosa, cisterna rota, media mampara fija que no evita que el agua escape, pelusas por todos lados, parquet con manchas, habitación heladora. Lo peor el olor de la topa de cama, jurariamos que no cambiaron la de los huéspedes anteriores. Lo coméntanos en recepción pero dijeron que no era posible y no podían hacer nada. El desayuno muy caro, 9 euros por bollería vieja y productos marca blanca, no había nadie desayunando, deberíamos habernos dado cuenta de que habría algún motivo, nada casero, todo industrial y pasado, embutido con babilla y color raro, lonchas de queso tiess, etc. Las sillas parecían nuevas pero las mesas, de conglo erado de la epoca Maria Castaña. Estancia horrorosa para no repetir, al menos pagando lo que nos cobraron por una doble, en pleno invierno, más 15 euros por las mascotas y eso que nos dijeron que solamente nos cobraban una, una...